Me encontraba el 20 de febrero a las 1:30 p. m, aproximándome a reunirme con algunos compañeros, cerca de la universidad; moviéndome de un sitio a otro, estaba poco a llegar a la Salle. En mi mente surgía una serie de preguntas; ¿me vendría mal un café ahora mismo? ¿No me veré mal si la soledad es quien me acompaña? Curiosamente adquirí mayor libertad con mi familia, esto me hizo que sintiera gran interés por mi ambiente, no era en exceso el dinero que mi bolsillo guardaba, sin embargo, fue lo adecuado para deleitarme con un sabor que estremeciera mis papilas; puede que algo oscuro y con algo de azúcar, ¿o panela?
Pocos pasos después, casi finalizando mi camino hacia mi punto de encuentro, observé una casa, algo moderna para mi gusto, ¿es una cafetería? No lo sé... dudé segundos. Su imagen era particular, puede que entre unos minutos, al igual... no creo que se den cuenta, pensé. Puede que incluso ahorita mismo estuvieran escondiéndose de los "Tombos" (policías), se acostumbran y te acostumbran a evadir las autoridades, o intentas ser más cauteloso o te pillaran probando algo que para el mismo gobierno es malo, la mata que mata. En fin... continúo, después del augurio de pensamientos que pasaban por mi cabeza, decidí entrar solo. Unos minutos solo no me vendrían mal, dije... Entré y pude percibir el encantador aroma a delicia, me sentía extasiado al desear probar algo que me sacara de mis días de monotonía, ¡Puede que un café cumpla con su objetivo? - Puede que sea así... - contesté. El primer piso se caracterizaba por un hermosa decoración moderna, cómodo para quienes les gusta lo amplio, pero, ¡y los gatos? - me pregunté. Me senté cerca de la puerta, quizás, para sentir la seguridad de que me pudiera escapar por si mi bolsillo no contaba con lo requerido para la cafetería. Se acerca una mujer vestida con un delantal de color negro y toma mi orden. ¡ES MUY COSTOSO!- me contesté a mí mismo. Sin embargo, pedí un pie de limón y una capuchino por el precio de 20.000 pesos colombianos, mis papilas gustativas describían el sabor; ácido y lo suficientemente dulce como para un coma diabetico si me excedía por lo menos si me hubiese comido todo completo, aun así, no hubiese sido problema o al menos para mí.
Poco antes de terminar, la señora me hace una invitación para que subiera al segundo piso. Mi inocencia hizo que no preguntara y siguiera ordenes, al subir me encontré con la sorpresa de ver varios gatos, muchos de ellos se ambientaban en un lugar cómodo y divertido, al menos para ellos. mientras me imaginaba el como jugaría con ellos, aquella mujer me explicaba sobre la libertad que tenía para adoptar al gato que yo quisiese, lamentablemente no sé ni siquiera cuidarme a mí mismo.
Entendí la razón de su existencia (la cafetería), buscaban dar un ambiente practico y limpio para que sus clientes pudiesen convivir con los gatos, y si existía algo de suerte, las personas podrían empatizar con los gatos, con esto se le daría un nuevo ambiente a los gatos y con esto una familia.
Es curioso el como surgen ideas en las personas, el como crean estrategias para llamar la atención del publico... - pensé mientras salía del local. Por lo menos, conocí el pie de limón más rico de mi vida y quedé cautivado y algo dudoso, sobre la diversidad de sitios que existen en Bogotá, pero, ¿por qué existen?